viernes, 23 de diciembre de 2016

Más de 400 años de historia II: Presencia de las culturas orientales en Cuba (siglos XX y XXI)

Árabes


Pero el mayor desarrollo sin duda alguna lo alcanza en esta etapa la comunidad árabe.

El inmigrante que llegó a la Isla entre los siglos XIX y XX materializó un proceso gradual de integración en la nacionalidad cubana, de tal manera que en la actualidad su descendencia no se diferencia prácticamente del resto de la población. El árabe se fundió con el criollo, aprendió su lengua, se adaptó a sus costumbres sin perder la propia, se casó con las cubanas, fundó su familia lucho por el país como el suyo.

La huella árabe en Cuba es palpable en el arte culinario que se expresa en un gusto por la leche y sus derivados (yogurt, quesos etc.), y por numerosas plantas y especies traídas a América. Así mismo en el lenguaje es insospechada la gran cantidad de vocablos provenientes de la voz árabe como “aldaba”, “azulejos”; “jarra”, “cazuela”; “almohada”, “alcoba”, “sabana”; “sofá”, por solo citar algunas.

En correspondencia con el crecimiento de la inmigración árabe en Cuba y su establecimiento, fueron surgiendo varias organizaciones en diferentes localidades entre las que se pueden destacar La Unión Libanés-Siria de Bejucal, creada en 1928, La Sociedad Palestino Árabe de Cuba, surgida en 1929; y la Sociedad Libanesa de La Habana creada en 1930.

En la década de los años 30 se producen los primeros intentos unitarios de las asociaciones árabes establecidas en Cuba, así en 1931 surgió en la capital el Centro Al-Etehad que expuso sus propósitos de unir a los miembros de las nacionalidades principales. Esta organización tuvo como rasgo significativo que permitió la entrada de cubanos, quienes llegaron a ocupar responsabilidades en su junta directiva, siendo uno de estos el combatiente de las guerras de independencia Miguel Varona Guerrero.

En esos años también surgieron asociaciones con aspiraciones de género y fraternales como la Sociedad Damas Árabes de Cuba en 1932 y la Logia Chuada de Arabh (“Mártires de Árabes”).

En 1941 fue creada la Asociación Cultural Líbano-Francesa de la Habana y en Santiago de Cuba se fundaron la Sociedad Sirio Libanesa y el Club Unión Arábiga, en 1940 y 1945, respectivamente. Estas asociaciones tuvieron un marcado interés de promoción cultural, expresado en su activa labor social en la prensa escrita y radial.

Durante todo el período republicano destaca la amplia presencia de los árabes en las publicaciones periódicas y la creación de sus propios órganos de prensa. En la década de 1910 existió la publicación El Árbol del Líbano, después surgieron La Unión Árabe (1929), El Sable (1932) y la revista El Cercano Oriente (1945). Además los inmigrantes árabes contaron con espacios radiales como “La hora del Líbano” que se transmitió en la década de los años 1940.

Una característica de la actuación de la comunidad árabe en Cuba fue la constante atención a los problemas de sus pueblos de origen. De tal modo se fundaron asociaciones con el evidente objetivo de dar cabida al sentimiento nacionalista, así en 1918 en la Habana se creó un Comité para apoyar la lucha contra el dominio turco sobre los territorios árabes y en 1945 el Comité Pan Árabe de Cuba, en contra de la creación del estado de Israel en territorio Palestino.

Al triunfo de la revolución la comunidad árabe continuó su labor asociativa .En febrero de 1959 fue creada la Filial Cubana de la Federación Internacional de Entidades Libanesas. Tres años más tarde, en 1962, se creó la Sección Cubana de la Unión de Libaneses del Mundo.

En 1979 las sociedades árabes se unificaron en la Unión Árabe de Cuba (UAC), lo cual marca un nuevo período en el desenvolvimiento de los árabes y sus descendientes en el empeño de preservar y difundir los valores autóctonos y garantizar la unidad e identidad cubano-árabe, junto a la publicación de la revista El Árabe.

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