sábado, 10 de diciembre de 2016

Embarazo y aborto: un problema de comunicación I


Carmen es una adolescente de nuestros tiempos: Con sus 16 años pasea con sus amigas y empieza a conocer los demonios del amor. Es rebelde y su personalidad parece cambiar cada día. Hay otra cosa: a su corta edad ya tiene una niña de meses y se ha realizado 2 abortos, o como le dicen los médicos, interrupciones voluntarias del embarazo. Hoy va a hacerse el tercero.

La espera en el salón se convierte en la antesala del juego por la vida. Ella lo desconoce, los riesgos no son una señal que ha aprendido a reconocer y quizás después de esta ocasión los posibles miedos se desvanezcan totalmente o volver atrás sea demasiado tarde. Mientras aguarda observa con curiosidad a las otras intentando tal vez encontrar similitudes entre sí que ayuden a reafirmar su decisión de entrar en la partida. De repente alguien enuncia las reglas provocando dudas que afloran en los rostros de las adolescentes competidoras, sus acompañantes por otro lado no parecen encontrar oposición y dan el asentimiento final para que todo comience.

Es lunes y como cada inicio de semana la caprichosa escena insiste en repetirse en el salón del Hospital Materno Provincial Julio Alfonso Medina, de Matanzas. Sin embargo “hoy no hay muchas” afirma con ilusión la voz de una enfermera al salir de la estancia mientras otra le replica “cada vez son más niñitas”. En la habitación que dejó a sus a espaldas aguardan impacientes junto a sus madres 17 jovencitas embarazadas que esperan al finalizar el día haber resuelto “el problema” que las trajo a la institución. La charla educativa que les explica el procedimiento al que pretenden someterse ya terminó y otra vez como cada lunes ninguna decidió retirarse luego de escuchar las normas de esta partida.

Mientras los profesionales platican con ellas los últimos detalles y leen sus historias clínicas para decidir si es posible practicarles el aborto que vienen buscando; arriba preparan el instrumental, los medicamentos o aseguran las camas disponibles para proceder según los casos. Todo se realiza con perfecta coordinación pero hoy son más recelosos, las cortas edades de las pacientes se lo exigen.

Finalmente todo está listo, los tutores y las pacientes ya firmaron el consentimiento informado donde también se explican las complicaciones que pueden resultar de la interrupción del embarazo. Carmen también firma. Sin embargo uno de los doctores les insiste en que la mejor opción es continuar con el, sus palabras no causaron efectos, una vez más nadie se retiró de la estancia .Entonces ordenan subir al próximo piso donde comenzarían los procedimientos.

Esta no es una realidad solo de Cuba. En el mundo actual el embarazo ocurre cada vez más en las edades extremas, ya sea en la adolescencia (entendida por la Organización Mundial de la Salud como la edad de 12 a19) como pasados los 30. Pero aquí el problema presenta unos matices tan extraordinarios como aterradores; niñas siendo madres y practicándose abortos es común y hasta bien visto, siendo incluso moda para algunos.

Según estadísticas nacionales la media de embarazos en la adolescencia es de un 17% del total, en tanto la de los abortos es de 20 %, mostrando una situación desfavorable para un país que pretende combatir el envejecimiento poblacional.

En la provincia de Matanzas según el doctor Armando Arrechabaleta Ugarte, especialista en 1er grado en Ginecobstetricia y Máster en Atención a la mujer, jefe del Programa Materno Infantil de la provincia la media de embarazos se sitúa en un 16,2 %, en tanto la tasa de abortos se dispara hasta los 29,6%.

Paradójicamente desde el propio triunfo de la Revolución el Ministerio de Salud se ha esforzado en crear una medicina preventiva, centrada en una atención primaria para prevenir a través de la divulgación y la concientización.

Es más, en Cuba, la ley más antigua sobre el aborto es el código penal de 1870, que fue promulgado en mayo de 1879 por Decreto Real y se mantuvo vigente hasta 1936, cuando fue publicado el Código de Defensa Social, que se mantuvo hasta 1959. Desde 1965 el gobierno cubano instituyó la práctica libre y gratuita del aborto para todas las mujeres cubanas que lo requirieran y estableció como únicos requisitos que es la mujer la que decide, debe realizarse en una institución hospitalaria, y que debe ser realizado por manos expertas. Además se aseguró que la práctica fuera totalmente gratuita.(continuará)

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