miércoles, 5 de septiembre de 2018

Saberse cubano





Dicen muchos por el mundo que a los cubanos es fácil reconocerlos en cualquier lugar por su carácter, su cultura y hasta su baile.

Pero en la propia Cuba existen, la minaría por suerte, ejemplos de personas que por su actuar más que cubanos parecen provenir de otros paises y puede que incluso de otro planeta.

Así, cada vez resulta más común tropezarse por las calles con jóvenes, y no tantos, usando en ropas y zapatos banderas y atributos de otras regiones sin ningún sentido o intención, solo por moda.

También existen aquellos incapaces de tararear un rico mambo o un bolero, pero que en su lugar pueden cantar en otro idioma sus canciones, mientras discuten del artista de moda, el ultimo chisme de un millonario y cualquier otro suceso de dudosa notoriedad ocurrida fuera de las fronteras.

El problema aquí no radica en la influencia extranjera, sino en el hecho de que debido a esta se va dejando de lado la nuestra, ignorándola y deformándola.

Quizás lo más grave del asunto sea que al no sentir el entorno como propio, estos sujetos no lo viven ni tampoco son parte de su construcción.

Se encuentran entonces esos quienes apáticamente se enajenan de cualquier proceso o evento de su tierra, ya sea político, cultural o hasta deportivo, viéndolos ajenos, distantes, sin nada que ver con ellos, ampliando aun mas la distancia entre ellos y esa cubanía ausente de sus mentes, corazones, y hablar.

Estas resultan solo algunas aristas de una falta de pertenencia que algunos individuos muestran hacia su alrededor, similar a la teoría que Sigmund Freud planteara de la alienación del hombre.

Para algunos es una decisión personal, para otros, la mayoría, es el resultado del constante bombardeo proveniente de una industria cultural ajena a nuestras realidades y de la crisis de valores de la sociedad cubana, que no por repetida pierde impacto.

Afortunadamente no son los muchos, pero se trata de un tema a tratar desde la raíz para evitar su proliferación y cuya solución, aunque sencilla, lleva un trabajo constante por parte de instituciones, familias, medios de difusión y cualquier persona interesada en defender nuestra cubanía.

Algunos pasos son sencillos: beber de la cultura cubana y de sus grandes exponentes, dar una mirada a la historia para saber de orígenes y significados, disfrutar de lo cubano, de su universalidad y originalidad.

Otro camino necesario es empezar a pensar con pertenencia para en lugar de Cuba, decir nuestra Cuba, nuestro barrio, nuestra Revolución, nuestro futuro, nuestra Constitución.

Y por supuesto resulta vital participar en cada evento y acción desarrollada por y para el pueblo, para sentirlo suyo y ser cada vez esos cubanos que dijo Martí, un pueblo universal y culto.