viernes, 9 de diciembre de 2016

Guardián de una historia



Recorriendo el malecón matancero, sorprende a los transeúntes una figura de otros tiempos que surge, como un viejo amigo, como uno más de nosotros.

Se trata de Piet Heyn, un almirante holandés nacido en la ciudad de Delft, cerca de Rotterdam, el 25 de noviembre de 1577y que desde julio de 1998 saluda a la bahía matancera desde una estatua de bronce.

Y es que ,hace más de 400 años,este marino fue el vicealmirante de la flota de la Compañía Holandesa de las Indias Occidentales. Con sus barcos navegó portoda la costa del Brasil y atacó importantes poblaciones. Hundió una gran cantidad de buques españoles y se paseó por el Atlántico como dueño y señor de esos mares.

Pero para el pueblo de la Atenas de Cuba su relevancia es otra.

En 1628 Hein comandó la batalla en la que se capturó a las embarcaciones de la Flota de Santa Ana, popularmente conocida como la Flota de la Plata.

Este hecho puso fin a la supremacía naval de España en las Américas y planteó, por primera vez, la necesidad de fortificar esta zona de la costa norte, que luego se convertiría en la ciudad de Matanzas.

Tras el saqueo, Hein llevó hacia Holanda un cargamento de toneladas de oro y plata. En su tierrafue aclamado como héroey celebraron numerosos festejos en su honor. Se le otorgó el grado de Teniente Almirante de Holanda y Frisia Occidental .Su efigie fue acuñada en monedas conmemorativas.

Toda la ganancia económica conquistada se invirtió en organizar una armada con la que capturaron Pernambuco y la fortaleza de Bolduque. Esto les permitióposteriormente fundar la colonia de Nueva Holanda, hoyBrasil.

Heyn murió en un combate intrascendente con corsarios en el Mar del Norte. Los españoles nunca dejaron de considerarlo más que como un pirata de los mares,en tanto los holandeses lo recuerdan como su Héroe Nacional.

Pero para Matanzas y sus ciudadanos es ya un amigo que ha enfrentado olas y ciclones frente a una ciudad que no ha parado de crecer. Quizás aguarde por alguien que encuentre, en el fondo de la bahía, los restos de la primera y única vez que fue capturada la flota del tesoro español.

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