sábado, 11 de mayo de 2019

Los motores del azúcar


Suena, como cada día, el silbato que anuncia el inicio de una nueva molienda en los centrales de la provincia y desde los campos hasta los sacos, las altas cañas se convierten en dulce azúcar.

Pero a diferencia de lo que muchos podrían pensar, manos jóvenes llenas de experiencia mueven a diario los motores de AzCuba y le ponen su toque personal a uno de los renglones más cardinales del territorio.

A LA VANGUARDIA

Según datos suministrados por el departamento de capital humano de esta entidad, de los tres mil trabajadores existentes a los distintos niveles, sin contar con las unidades productivas, unos 618 no rebasan la juventud, hecho que no los limita a la hora de jugar un papel substancial en cargos decisores.

“Para suplir el déficit de fuerza de trabajo que existía en nuestros centros, iniciamos desde el 2013 un proyecto con la Universidad de Matanzas en el cual los estudiantes de Ingeniería Química, Mecánica y Agronomía pasan sus prácticas docentes en las instalaciones azucareras, para conocer del proceso productivo y lograr su posterior inserción. Por esta estrategia transitaron por la empresa 465 estudiantes, muchos de los cuales hoy nos acompañan” asegura Anet Peña Delgado, directora de Recursos Humanos de la Empresa AzCuba de Matanzas.

A esta idea se suma además la inserción de jóvenes de los politécnicos y de los bateyes y pueblos cercanos quienes se incorporan a las jornadas febriles como una opción al servicio militar alternativo.

“Muchos de ellos vienen por primera vez a un central o no saben mucho de la creación del azúcar, pero al ver el compromiso de nuestros trabajadores, su entrega y vitalidad se enamoran del sector y hasta aportan a la producción con diversos trabajos y tesis, las cuales socializamos en los eventos científico-técnicos”, cuenta por su parte Alejandro Pérez Bravo quien con 27 años solo conoció de la industria al empezar su servicio social.

CANTERA SEGURA

Aunque para algunos no hay todos lo que deberían, lo cierto es que los jóvenes ocupan un lugar vital en el sistema productivo del oro dulce, así como en ocasiones tienen en sus manos importantes responsabilidades.

“Contamos con apoyo a todos los niveles y confían en nosotros para valiosas tareas. Solo contarte que recién graduado tuve que dar las conclusiones de una visita de alto nivel, así como explicar en La Habana en la dirección nacional del grupo, la situación de los programas productivos y realizar varias supervisiones a unidades de base.

“Siempre escuchamos a los de más experiencia, pues el conocimiento no solo radica en las aulas universitarias, pero hacen caso de nuestras opiniones y hoy incluso se implementan sistemas de información más efectivos, sobre su base, para acceder a datos y maximizar el trabajo del productor”, asegura por su parte Yandylexis Suárez Cárdenas, técnico A en gestión agropecuaria y forestal, ya con 10 años en el sector.

Pérez Bravo, quien atiende seguridad y salud del trabajo, narra que algunos obreros incluso ponen su salud en las manos mozas, a pesar de ser un sector de alto riesgo y muy sacrificado donde la tecnología resulta obsoleta y no están todos los recursos.

“No todos reciben bien que un joven les diga que tienen que cambiar su forma de actuar, sin embargo contamos con la preparación necesaria y constante, e intercambiamos con otras provincias para recibir capacitación. Resulta a veces complicado y hay ocasiones en que no tenemos hora de llegar a la casa, pero hay que hacerlo con conciencia porque nos encargamos de la vida del trabajador”, asegura mientras rememora a quienes le agradecen por sus consejos.

Tal vez, por estos motivos es que Yanela Díaz Vazquez de 28 años y especialista principal de capital humano asegura que los jóvenes aquí tienen las puertas abiertas a su desarrollo profesional, pues su desempeño constituye el único límite posible.

MOTIVACIONES DEL AZÚCAR

A juicio de varios de los entrevistados otra causa del compromiso de estos muchachos con su labor radica también en las numerosas actividades que realizan para su preparación e intercambio.

“Constituye uno de nuestros objetivos que los jóvenes con perspectivas puedan alcanzar la maestría y el doctorado, para alcanzar mayores grados científicos y repercutir en sus labores, pero también realizamos la visita a sitios históricos, museos y otras localidades, junto al intercambio con la dirección general, y la superación constante a través de nuestras filiales”, explica por su parte Odalys Blanca Silva, especialista de Cuadro del grupo AzCuba.

Para este sector los jóvenes ya no constituyen una necesidad de fuerza laboral o el reemplazo lógico de la vida, sino que conforman, junto a la caña de los campos, parte de cada grano de azúcar producido gracias a su ingenio y sus aportes.

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