domingo, 25 de febrero de 2018

La finca del “Moro”




A mí me dicen el Moro porque así era como le decían a mi padre. Su nombre era Fared Albilid y vivía en una aldea de Siria de nombre Safita, pero vino a estas tierras huyéndole a la guerra.

Primero emigró a México, pero al no gustarle vino a Cuba en 1922, y después de algunos tropiezos llegó a estelugar de la Ciénaga, que ya teníadueño y se puso a trabajar. Aquí también se cambió el nombre a Juan Elías.

Él no era muy bueno con el idioma por lo que estuvo cargando carbón sin saber muy bien que era lo que hacía, pero el capataz de la zona pronto descubrió que era un experto tirador, por lo que le dio el trabajo de acabar con los perros jíbaros y gavilanes que amenazaban la cría de guanajos que existía aquí.

Con la ganancia de ese trabajo pudo empezar a hacer dinero en las montañas e incluso montar un negocio para salir adelante en aquellos tiempos. Yo vine a nacer en 1958, poco antes de que triunfara la Revolución, aquí mismo en la Ceiba, a manos de la comadrona que trajo al mundo a la mayoría de los niños de mi generación.

CON EL SOMBRERO DE VAQUERO

De mi padre heredé muchas cosas, algunas que no me agradan como el resabio y la tendencia a los berrinches, pero otras como el amor por la ganadería y el ser un vaquero las mantengo como un hermoso recuerdo.

Fue mi padre quien me enseñó a trabajar con los animales, labor a la que se dedicó tras el 59, y cuando con 73 años murió yo me hice cargo de su ganado para seguir la tradición.

Hoy el ganado es amplio, aunque la sequíaafectó bastante la alimentación de los animales, pero se ven ahí todavía, yéndose a comer para la ciénaga y caminando enormes distancias. Yo no tengo que montearlas a caballo, ni preocuparme de que se pierdan, pues las llamo al caer la tarde y cuando el sol se pone ya están todas de regreso.

También te puedo contar que yo reconozco el sonido de cada cencerro y campana de mis vacas, y a la distancia las puedo reconocer por el sonido. Mónica, la Tarragona o cualquier otra, sécuálesson enseguida, y no soy el único pues los terneros también reconocen el nombre de su madre y cuando me oyen llamándola se ponen a mugir ellos también para que regrese pronto.

DE LECHES Y DISGUSTOS

Una de las cosas que más orgullo me da es poder decir que estuve durante más de once años entregando leche a la tienda, ¡sin fallar ni un solo día! Y no era solo la leche, sino también el queso logrando producciones que superaban a otros.

Sin embargo, tuve que dejar de hacerlo hace unos meses porque la sequíadificultó la alimentación de las reses y eran muchas preocupaciones las que traían los animales.

Casi ni podía dormir pensando en mis reses sueltas por la carretera, o que alguien las intentara robar, o en todos los papeles y productos que se necesitan para mantenerlos y hacerlos producir.

Por eso estoy probando desde hace algunos años con la agricultura, sin dejar completamente de lado mis animales, pues son la herencia de mis padres y no los quiero olvidar, ya sea trabajando la tierra o arreando ganado yo soy un vaquero, de esos que, como el médico con su bata, si no llevo sombrero y camisa larga, me siento desnudo, como si me faltara un pedazo del cuerpo.

LA FINCA

Hace unos 5 años fue cuando comencé a cultivar la tierra para ver cómo me iba y empecé en un autoconsumo que había aquí cerca y que decían que todo lo que se daba se echaba a perder. Cuando me lo dieron estaba lleno de marabú y tuve que sacar las matas con un tractor y una soga.

¡Nunca fue más cierto eso que dijo Martí de que si el hombre sirve, la tierra sirve, pero que,si la tierra sirve y el hombre no, ni cien hombres la saca adelante!Esa misma tierra que decían que era inservible hoy es referencia nacional, y eso que solo tiene plantas jóvenes que aún no han producido.

Yo empecé sembrando varios cultivos en pequeñas dosis, para ver cuál me iba mejor y si se podía dar en esta tierra y casi todos se me dieron y muy bien. Hoy tengo sembrado plátano burro y macho, mamey, mandarina, limón, toronja, guayaba, aguacate, boniato, yuca, calabaza, ajo, cebolla, caña, ají pimiento, melón, pera, calabaza, anón, coco, frijoles, y seguro que me falta alguno por mencionar.

Tengosembradokingrass, que es un tipo de yerba muy buena para la alimentación de los animales y en la variedad que yo cultivo solo hay en dos lugares en Cuba, en Camagüey y aquí.

La clave para tan buenos resultados descansa en la organización y en el sentido de pertenencia. Aquí todo está bien organizado y aunque tengo otros trabajadores contratados no le saco el pie de encima.

Y por supuesto yo también voy a trabajar porque no tengo cara para mandar a hacer algo estando sentado a la sombra, tal vez no pueda hacer las mismas cosas, pero voy con ellos y mi guataca para asegurarme de que la siembra se haga según el proceso correcto, que es la razón por la que entre los surcos no asoma ni una yerbita y los campos se muestran así, tan bonitos y llenos de frutas, flores, y hojas que tal parecen que va a reventar.

CON EL OJO AVISOR

Algunos me dicen que para mí esta finca de dos caballerías, a la que nadie todavía le ha puesto nombre, pero muchos llaman “la finca del Moro”, es como si fuera un hijo porque siempre estoy velando por ella, para que no coja una plaga, por arreglar lo que me hizo el ciclón, que no le falte el agua que llega por una turbina y recorre los terrenos hasta todos los rincones usando una serie de surcos y canales….

Pero como mismo me preocupo me alegro cuando veo la tierra alrededor de las matas de guayaba cotorrera volverse naranja por las frutas que caen y que a veces no da tiempo recogerlas, cuando los limones llenan el aire con su olor característico, o cuando descubro un racimo de plátanos con 30 o más de la dulce fruta.

Lo cierto es que el que tiene animales, siembra, o ambos, no puede estar pensando en fines de semana o días feriados porque en un momento de descuido se puede perder el trabajo de años. Y sobre todo tiene que ser capaz de oír a la tierra y entender lo que esta te dice.

Ella es la que te avisa dónde puedes sacar los boniatos más grandes sin romperlos, o si la yuca se puede convertir en una pasta, ni antes, ni después.

EL FUTURO

Yo este año voy a cumplir los 60, pero me siento con las energías de un joven. Yo quiero seguir sembrando y ver producir esta tierra a todo lo que proporciona y sé que si a mí no me falla la salud, que hay que contar con eso, de aquí a dos años o menos vamos a ver quién se atreve a decir que esta tierra no provee nada.

Pero, aunque me siento joven no quiero andar por la vida haciendo papelazos o fingiendo una edad que no tengo. Junto a ese sueño también quiero vivir en paz y tranquilidad, junto a mi mujer, esa que si le diera una medalla tendría que ponerle una pipa al cuello por todo lo que ha hecho por mí, al lado de mi tierra floreciendo y ese ganado, que aún me recuerda a mi padre y a nuestra historia en la Ciénaga, esa donde todos me conocen como “el moro”, el vaquero, y quien hizo producir a la tierra que no servía para nada.

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