lunes, 6 de febrero de 2017

Los herederos de Mario Muñoz



La radio constituye una de las principales formas de comunicación incluso en los días de celulares y computadoras. Sus ondas atraviesan el aire y de antena a antena llevan la voz y la música.

Pero las frecuencias radiales también contienen las emisiones de los llamados radioaficionados, quienes desde su casa o una pequeña planta transmiten al mundo entero.

El origen de una afición.

“La radioafición comenzó casi con el comienzo de la radio y Cuba no fue la excepción. Constituía una forma de experimentar los alcances y potencialidades de la radio.

Hoy nuestro propósito sigue siendo el mismo, pero con un marcado interés en mejorar los equipos de radio, construirlos y experimentar con antenas, para hacer contacto con una estación lejana” explica Alejandro Ventosa Águila, presidente de la filial provincial de Radioaficionados de Cuba, indicativo CO5AY.

Si bien el movimiento empezó con unas 40 personas en todo el país, Matanzas ya se destacaba por ser 10 de estos pioneros hijos yumurinos, principalmente de los municipios de Pedro Betancourt, Jovellanos, Colón y Matanzas.

Con la separación de las frecuencias en comerciales y aficionadas, estos últimos empiezan a utilizar las emisoras de banda lateral, incorporando luego el alcance de la telegrafía y la voz de la telefonía.

En este tiempo destaca la labor de Mario Muñoz, el médico del 26 de julio, quien con el indicativo C05MN fue al Moncada no solo a tomar el hospital, sino también la emisora de Santiago para con su experiencia como radioaficionado, llamar a la Huelga General.

Con la llegada de la modernidad, la computación incorpora los modos digitales que permiten enlazar las plantas de radio con las computadoras, a través de software y programas, para realizar ruedas radiales que unen diversas estaciones nacionales e internacionales en una misma frecuencia.

Los alumnos del médico del Moncada

En Matanzas contamos con casi 500 afiliados, número que aumenta continuamente. De ellos un porciento importante lo constituyen las mujeres, algo no común en el resto del país.

“Tenemos miembros de diversas edades, desde los 12 años hasta los 90. También contamos con Círculos de Interés en algunas escuelas, y hemos dejado de ser tan anónimos” continua Ventosa Águila.

“A pesar de las nuevas tecnologías, el interés por la radioafición continúa pues su práctica constituye una máquina de hacer amistades y ayudar al necesitado .También influye el hecho de constituir un pasatiempo para todos los interesados, mientras que en otros países resulta un hobby solo al alcance de los ricos”, comenta Jesús Dionisio Llanes Díaz, radioaficionado con más de 30 años trabajando con plantas y walking-talking.

La mano amiga

Lo cierto es que si bien la radioafición constituía antes un trabajo anónimo conocido solo por colegas, hoy el mundo entero y especialmente Cuba reconocen la importancia de su labor.

“Nosotros damos apoyo a través de las redes de emergencia, ante el fallo de las comunicaciones tradicionales con la ocurrencia de ciclones, huracanes y otros eventos meteorológicos.

Un ejemplo reciente fue cuando el huracán Mathew azotó las provincias orientales, entonces creamos puentes entre las zonas afectadas y la capital”, acota Pablo Antonio Balboa Malpica, radioaficionado de Los Arabos con indicativo CL5PAB.

“También en otros momentos difíciles, hemos brindado partes en directo de una situación determinada a quien lo necesite”, dice Norberto Noatel, radioaficionado.

No es solamente las desgracias, están presentes en marchas, elecciones, desfiles del primero de mayo, o en eventos de gran relevancia como la Caravana Tributo a Fidel, porque resulta más fácil mover a un radioaficionado que una planta convencional.

“Nuestra fortaleza radica en el hecho de que somos muchos. Incluso cuando las comunicaciones convencionales fallan las nuestra permanecen y tienen un mayor alcance porque no son de antena a antena, sino de antena a ionosfera, sin retraso alguno por ir a velocidad de la luz”, asegura Ventosa Águila.

Una planta de radio constituye más que una herramienta. En su lugar se establece como una forma de comunicación entre pueblos y realidades lejanas. El radioaficionado, con su señal, llega a cada rincón del mundo y brinda su mano, su apoyo.