¡Ya Basta!

Cuentan las más antiguas tradiciones que no existen en este mundo nada más sagrado que la vida de un niño, seres inocentes que a menudo se ven envueltos en los conflictos de las llamadas “gente grande”.

Así en estos días de guerra y destrucción, no faltan esas noticias que hablan de una escuela bombardeada, de un bebé asesinado o incluso de niños tras las rejas por defender a sus padres, o estar en el lugar y el momento equivocado.

Pero esta violencia no solo engloba los actos cometidos en tiempos de guerra, sino que además reconoce el dolor que sufren los niños en todo el mundo, pues según la ONU la violencia infantil es “toda forma de perjuicio o abuso físico, mental o emocional, descuido o trato negligente, malos tratos o explotación, incluido el abuso sexual”.

Contra este mal y a raíz de los actos cometidos en medio del conflicto armado palestino-israelí, hace más de veinte años la Asamblea General aprobó la Resolución ES-7/8 , la cual estableció el 4 de junio como fecha para conmemorar el Día Internacional de los niños víctimas inocentes de la agresión.

Su objetivo continúa siendo lograr consenso entre los Estados Miembros sobre la necesidad de dedicar atención, promoción y esfuerzos coordinados, por parte de la comunidad internacional, para abordar las vulnerabilidades y las violaciones que enfrentan los menores, sin embargo las cifras siguen siendo alarmantes.

Tanto el número de niños afectados por los conflictos armados como la gravedad de las violaciones cometidas contra ellos han aumentado según datos de la UNICEF que detallan que esto sucede especialmente cuando sus propias casas o escuelas resultan atacadas sin reparos, otros son detenidos por su supuesta asociación con grupos armados y con una inquietante tendencia al aumento se encuentra la denegación del acceso humanitario como táctica de guerra.

Por tal motivo no solo este 4 de junio sino en cada ocasión se debe volver máxima de trabajo las palabras de la Directora Ejecutiva de UNICEF, Henrietta H. Fore, cuando expresó “Los niños necesitan paz y protección en todo momento. Las reglas de la guerra prohíben la captura ilegal de civiles, los ataques a escuelas u hospitales, el uso, el reclutamiento y la detención ilegal de niños y la denegación de asistencia humanitaria. Cuando surgen conflictos, estas reglas deben ser respetadas y quienes las incumplen deben rendir cuentas. Ya basta. Hay que poner fin a los ataques contra los niños”.