lunes, 17 de junio de 2019

Beca de mis amores y mis pesares





Para muchos de nuestros padres hablar de becas y residencias escolares trae recuerdos agridulces de naranjas y amores, mas la mayoría de ellos coinciden en que ese fue la mejor etapa de su vida, motivo por el que muchos jóvenes esperan con gran expectativa vivir en una residencia universitaria.

Pero junto a las ansias de conquistar y vivir como “un adulto”, los hay quienes se preocupan por las condiciones en las que tendrán que pasar los próximos años, de las reglas y sus compañeros, de los estudios y de las fiestas.

BECAS Y BECADOS

La Universidad de Matanzas, con su amplio espectro de carreras, termina en destino de muchos de lo de nuevo ingreso, especialmente en su sede Camilo Cienfuegos.

“En nuestra residencia se quedan aquellos estudiantes que por motivos de lejanía geográfica no pueden trasladarse diariamente a sus hogares o les resulta muy gravoso, así como otros con una situación delicada ya sea de forma puntual o alargada en el tiempo que necesiten de este espacio.

“Aquí se les asegura alojamiento y comida, así como , dentro de las posibilidades, algunos enseres para su estancia como son las literas, los colchones, taquillas si se necesitan; y sábanas y toallas, amén de que se puedan traer desde su casa”, explica Laura López Rodríguez, encargada en funciones de la Residencia Estudiantil.

Según detalla, se suelen organizar por género, carrera y año, para que coincidan en cuanto a interese y horarios, y se puedan ayudar entre ellos mismos, aunque a algunos el estar lejos de los padres los descoloca un poco.

“Ellos vienen como desaforados por hacer lo que quieran ya que a veces es su primera vez becados y están acostumbrados a que en la casa se lo hagan todo y le pongan reglas, pero a pesar de lo que se pudiera pensar la inmensa mayoría son muy respetuosos con nosotras y agradecen que los cuidemos y estemos simplemente ahí, aunque en ocasiones hay que llamarles la atención por los regueros o el cocinar dentro de los cuartos”, comenta una de las “tías” del edificio de pasada, mientras va a ver como sigue un estudiante enfermo, no es su responsabilidad pero todas ellas lo hacen, cuenta bajito la enfermera del hospitalito.

Desde la parte de los becados, los criterios aportan otros elementos.

“Aquí es donde mejor estoy, hay veces que ni siquiera quiero irme para la casa pues tengo libertad para moverme según mi propio horario, estudiar o irme de fiesta, según entienda. Yo soy la responsable de mi misma y eso preocupa, pero me gusta”, cuenta Yuriana de Ingeniería Química.

“Somos nosotros mismos quienes tomamos las decisiones a través de Consejo de Residencia Estudiantil ante cualquier situación o disputa, y quienes lo resolvemos hablando, proponiendo actividades, encuentros de fútbol, chequeos de emulación y cuanta cosas se nos ocurra. La verdad que aunque las condiciones no son las mejores nos sentimos bien y no quisiéramos que nunca la quitaran”, explica por su parte Larry, jefe de los estudiantes becados del edificio E y miembro del Consejo de Residencia.

“Aquí se forman familias para toda la vida, casi tan fuertes como la sangre, porque son los amigos que elegimos y nos acompañan para toda la vida porque uno nunca olvida al que duerme en la litera de al lado, al que te prestó la pasta de dientes o hasta un par de zapatas cuando te hizo falta”, dice divertido Efraín de Ingeniería Mecánica mientras a lo lejos le gritan entre risas que cuando se va a graduar.

¿DE TODOS?

Precisamente en las condiciones en las que habitan algunos de los estudiantes radican las principales inconformidades pues elementos como los mantenimientos constructivos, o su falta, el agua o la seguridad impiden el pleno disfrute de esta etapa.

Al respecto de la situación de deterioro acumulada y las acciones para revertirla explica Dany Ortiz, vicerrector 1 encargado de las tareas de economía y mantenimientos. “Tras muchos años sin realizar los mantenimientos apropiados, solo pequeñas intervenciones por la coyuntura, hoy los edificios D y E son los de mejores condiciones, el primero recientemente reparado en sus cuartos y estructura sanitaria, y el segundo donde se hacen actualmente acciones de enchapado, remozamiento y pintura de las paredes, y muchos otros detalles”.

Desde aquí algunos de sus residentes reconocen que también ayuda al ambiente mantener el orden y la limpieza, así como cumplir con las obligaciones de cuartelería y guardia estudiantil para garantizar su propia seguridad ante las vacantes existentes en el personal para las plazas de carpetero y otras necesarias para mantener el control de quien entra a los locales.

“Una situación diferente muestra el edificio B donde se acomete una restauración casi capital para resolver las deudas constructivas, con un nuevo diseño que aspiramos a establecer en un futuro en toda la residencia donde cada cuarto cuenta con su propio baño, resolviendo algunas de las principales problemáticas que actualmente tenemos. Este es un trabajo que tomará tiempo pues es nuestro deseo que se haga bien y con la calidad que se merecen los estudiantes.

“Eso nos deja al edificio C, donde mayores dificultades se acumulan, no solo por años de uso sin las reparaciones pertinentes, sino también por la aglomeración de estudiantes ante las obras constructivas existentes en los otros locales, a pesar de la universidad solo tener cubierta poco más de la mitad de su capacidad. En el también se prevé intervenir una vez terminen las otras construcciones que darán cabida a los que hoy lo ocupan”, continúa Ortiz.

“Una de las cosas que más nos afecta son los baños donde solo hay agua en algunos momentos y se filtra desde pisos superiores, además de la basura y otras cuestiones de higiene que nos dificultan a veces hasta entrar, aunque he visto que esto no es tan malo en otros edificios, los cuales muestran un estado constructivo mejor”, explica mientras muestra algunas goteras de este edificio Noel Eduardo de Mecánica.

Sin embargo, existen quienes toman este deterioro como carta blanca para hacer y deshacer a su antojo, molestando a sus mismos compañeros.

“No es la generalidad pero los hay quienes no respetan las mas mínimas normas de convivencia como botar la basura en los cestos, mantener el cuarto ordenado, o respetar el espacio ajeno, aunque vivan juntos como quien dice.

“A veces ni nosotros mismos cuidamos lo poco que tenemos pues como lo vemos sucio y roto pensamos: “que importa un poco más”, y no nos damos cuenta de que estamos empeorando el mismo espacio donde vivimos y residimos”, Carlos Adrián, también de Mecánica.

DEUDAS Y PLANES

A pesar de esta situación hoy la sede universitaria vive un movimiento de cambio que va más allá de solo la parte constructiva.

“Para los becados existen numerosas actividades culturales que no solo incluyen opciones más asequibles de recreación pura en centros de alta demanda sino también exposiciones, lanzamientos de libros, días de la carrera, actuaciones de grupos de primera y la visita de personalidades”, asegura por su parte la doctora Leticia Fuentes Alfonso Vicerrectora 1 que atiende la formación de pregrado y la residencia estudiantil.

“Sabemos que hay aún muchas deudas con el estudiante, como lograr recomponer la fuerza laboral que atiende la beca, seguir con los mantenimientos y avanzar en los distintos servicios necesarios para la población universitaria, pero dedicamos todos nuestros esfuerzos para que su período aquí sea uno que nunca olviden y recuerden con cariño”, expresó también motivada la rectora de la institución Leyda Finalé.

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