martes, 10 de diciembre de 2019

Día de los Derechos Humanos: Por la sonrisa de los cubanos





Cuando un 10 de diciembre de 1948 la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptaba la Declaración Universal de Derechos Humanos, es probable que no se imaginaran el tremendo alcance de este documento histórico que proclamó los derechos inalienables inherentes a todos los seres humanos; sin importar su raza, color, religión, sexo, idioma, opiniones políticas o de otra índole, origen nacional o social, propiedades, lugar de nacimiento, ni ninguna otra condición.

Más de 70 años después el tema sigue siendo bandera de lucha para millones, tanto de aquellos que la esgrimen desde la hipocresía y el doble rasero, como de los que sueñan que un mundo mejor no solo es posible, sino también necesario.

Y mientras guerras se desatan en el mundo “para proteger los derechos humanos”, o miles de personas se lanzan a las calles a reclamar un futuro digno, desde una pequeña Isla en el Caribe, sometida a uno de los bloqueos más largos y criminales en la historia de la humanidad, se muestran avances y logros reconocidos a nivel mundial en salud, educación, cultura, participación ciudadana y apego a instrumentos internacionales que rigen este tema.

Cuba hoy muestra entre sus resultados altos indicadores en cuanto a tasa de mortalidad infantil, esperanza de vida e índices de escolarización y alfabetización, así como en cuanto participación popular, principalmente de jóvenes, tal y como fue expresado en el pasado referéndum constitucional.

Aún más, solo el año anterior, Cuba se sometió en Ginebra por tercera vez (2009 y 2013) al Examen Periódico Universal de Derechos Humanos, en el que fue reconocida por su ejecutoria, que incluye la firma y ratificación de 44 de los 61 instrumentos internacionales de la materia.

En tanto en el 2017 el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia declaró a Cuba como uno de los 15 Estados que en el mundo aplican las políticas básicas que garantizan el buen desarrollo cerebral de los niños, mientras fue reconocida el 30 de junio de 2015 como el primero en eliminar la transmisión de madre a hijo del VIH/Sida y la sífilis, junto a otras 14 enfermedades infecciosas, y otras nueve que hoy no constituyen un problema, al presentar tasas inferiores a 0,1 por 100 mil habitantes.

Pero su aporte no se circunscribe solo a sus fronteras pues la posición internacionalista de la mayor de las Antillas se expresa hace más de medio siglo con la presencia de decenas de miles de colaboradores en más de un centenar de países, los cuales apoyan sectores como la salud, la educación, la cultura, el deporte y la superación profesional.

“En oscuros rincones del mundo donde el egoísmo y el mercado cierran los caminos del desarrollo humano, es posible encontrar siempre a los hijos de la Revolución, misioneros de la educación y la salud, defendiendo los derechos de la Humanidad”, precisaba hace solo un año Miguel Díaz-Canel, presidente de Cuba, al referir la vocación cubana por la dignidad y el respeto pleno del hombre, a pesar del bloqueo y el recrudecimiento de las acciones hostiles del gobierno norteamericano.

Precisamente contra este accionar altruista gira sus armas el vecino del Norte, quien no contento con difundir falsedades sobre violaciones de derechos humanos en territorio cubano desde las voces de delincuentes y mercenarios, también presiona a sus aliados para cerrar las puertas a la cooperación de la mayor de las Antillas, y hasta nos acusa de desestabilizar los pueblos de América y el Caribe con nuestros ejércitos de médicos y maestros, pues en sus mentes no cabe el concepto de solidaridad sin injerencia.

Mucho le debe doler a ese gigante de siete leguas que mientras en sus ciudades los tiroteos resultan cotidianos y nadie se cree el cuento de la libertad de expresión, nuestra pequeña Cuba resulta enorme a pesar de sus mentiras, que ya muy pocos creen, porque esta isla sigue adelante por la sonrisa del futuro, tal y como dijera el líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro: “(...) el hombre necesita algo más que pan: necesita honra, necesita dignidad, necesita respeto, necesita que se le trate verdaderamente como a un ser humano, ¿habrá algún país que haya hecho más por los derechos humanos que Cuba?”.

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