lunes, 15 de julio de 2019

José Antonio Echeverría en el oficio de la eternidad



Con cada julio, las calles de Cárdenas recuerdan en sus asfaltos los pies de aquel niño que nació para ser llamado primero Manzanita y luego la voz de una etapa al recorrer toda Cuba un no muy lejano 13 de marzo con aquel “Pueblo de Cuba, en estos momentos….”

Pueden ser 87 años de tu venida a los brazos de tus padres, pero ya eres por siempre el eterno presidente del Directorio que salió de las aulas y las proclamas para conquistar con las armas lo arrebatado por la politiquería temerosa del conocimiento y la hombría, esa hombría que no fue bravuconería sino “sobrio clavel, fortuna de la Patria”, como te diría Carilda Oliver en sus versos.

Porque cuando más triste parecía la noche y más truncados sus caminos, desde el mismo corazón de la Isla te alzaste y alzaste a los tuyos para ejercer el oficio de la eternidad y decirle a quien quiso oír: -aún están vivos Martí, Villena, Mella y el Moncada, aún no nos hemos rendido-.

Quiso la muerte tu presencia, tal vez, impresionada por tu grandeza, pero hoy sigues en tu universidad, en tus aulas y frente a cada combate que la juventud realiza porque al igual que tú en ese entonces #SomosContinuidad y repetimos esos versos de la novia de tu #Matanzas querida, tan vigentes hoy como ayer:

(…)
Vuelves
armado de tu lápiz,
haces tu posta en los amaneceres
subiendo como un sol La Escalinata:
¡que no te asesinaron nunca,
que no pueden contigo los cobardes,
que no te han hecho nada!
porque nadie ha sabido detener el alba;
y regresas cantando
de nuevo hacia la lucha,
y animas los fusiles en la Sierra,
poderoso,
absoluto,
vivo ya para siempre,
en una carcajada de combate
que se deshace en balas.
(Fragmento del poema “A quien dieron nombre de manzana”, de Carilda Oliver Labra, 13 de marzo de 1958)

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